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En medio de los escombros y el hambre, en una ciudad asediada por el fuego y casi completamente devastada, las "tiendas de comida" surgen como una fuente temporal de sustento para cientos de miles de familias palestinas en la Franja de Gaza. Pero se han convertido en un blanco directo de los misiles de la ocupación sionista, como parte de una política sistemática orientada a la aniquilación total.
Pero Gaza no se rinde. Los bancos de alimentos bombardeados vuelven a la vida, y los voluntarios que son atacados regresan al día siguiente llevando ollas, pan y esperanza.
El lunes por la noche, aviones de guerra israelíes bombardearon un centro de distribución de alimentos en Khan Yunis, al sur de la Franja de Gaza, matando a seis civiles, entre ellos dos mujeres y un niño, e hiriendo a varios voluntarios y personas desplazadas, según fuentes locales.
Este ataque se produce apenas dos días después de que un hospicio en el campamento de Khan Yunis fuera atacado, matando a dos personas e hiriendo a otras, lo que refleja una peligrosa escalada en los ataques a instalaciones humanitarias.
política sistemática
Estos no son incidentes aislados, sino más bien parte de una política sistemática. La oficina de prensa del gobierno en Gaza confirmó que desde el comienzo de la guerra, las fuerzas de ocupación han atacado más de 26 bancos de alimentos y 37 centros de distribución de ayuda, amenazando la vida de miles de familias que dependen de estas instalaciones como último recurso para sobrevivir.
En el barrio de Shuja'iyya, la Fundación Esperanza distribuyó comidas calientes diariamente a familias desplazadas.
Ayman Mushtaha, un joven de unos veinte años que perdió a su padre en la guerra, decidió afrontar su dolor a través del trabajo voluntario. Estaba distribuyendo pan a los niños cuando un dron bombardeó el lugar.
Se produjo la explosión, voló harina y una sopa caliente se mezcló con sangre. Ayman se arrastró entre los escombros a pesar de sus heridas para rescatar a Layan, de cinco años.
Al día siguiente, los vecinos del barrio se reunieron, juntaron los materiales que pudieron y reconstruyeron el hospicio.
Los bancos de alimentos se han convertido en la principal fuente de alimentos para decenas de miles de familias, con los cruces fronterizos cerrados y los productos escaseando en los mercados.
La tragedia va más allá del bombardeo
La tragedia va más allá del bombardeo. El hambre llama a todas las puertas de Gaza. Informes de la Organización Mundial de la Salud indican que el 60% de los niños de Gaza sufren desnutrición severa, mientras la ocupación impide la entrada de miles de camiones que transportan alimentos y ayuda, amenazando con un desastre humanitario inminente.
Aún más alarmante es que estos ataques son coherentes con las declaraciones hechas por los líderes de la ocupación. El extremista ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich, declaró explícitamente: "No permitiremos que entre ni un solo grano de trigo en Gaza". Esta declaración revela una intención premeditada de matar de hambre al pueblo palestino y privarlo de su derecho más básico a la alimentación, en flagrante violación del derecho internacional humanitario.
Pese al silencio internacional, organizaciones de derechos humanos siguen advirtiendo sobre una catástrofe alimentaria sin precedentes, en medio de un bloqueo total y la prohibición del ingreso de tiendas de campaña, caravanas y maquinaria pesada para recuperar miles de cuerpos de los escombros.
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